Muchos criticaron que permitieran al perro acercarse tanto al bebé pero les dio la mayor lección

Como cualquier pareja en crecimiento, Bonnie Michalek y su esposo decidieron adoptar a un perro en el año 2016 para iniciar una nueva etapa en su vida: una familia.

¡Mira qué tierno y pequeño es!

Los Bullmastiff pueden ser considerados peligrosos debido a su aspecto “amenazador” para la mayoría de personas, sin embargo, Brutus ha sido el alma de su núcleo desde el primer momento en el que llegó a sus vidas.

Este pequeño ha crecido considerablemente con el paso del tiempo, y aún así nunca ha dejado de ser tratado como un bebé.

No importa cuánto haya crecido, Brutus sigue siendo su bebé.

Brutus es un perro amable, dulce, intuitivo y protector que disfruta de la compañía de cualquier persona, incluso de los niños. Es por esto que cuando Bonnie y su esposo se enteraron de que estaban embarazados, no tuvieron ni siquiera un mínimo grado de miedo sobre lo que podría afectar a Brutus.

¡Se ha tomado el trabajo muy en serio!

Por suerte, Bonnie tuvo un embarazo muy tranquilo mientras era protegida y vigilada constantemente por Brutus.  La gran sorpresa llegó a la hora de presentarle a Brutus su primer hijo, Kayden, pues Brutus en lugar de lucir al menos medianamente celoso, comenzó a besarlo con mucha ternura.

Después de haber visto esta adorable escena, Bonnie pudo reafirmar su creencia sobre que no tenía absolutamente nada de qué preocuparse, siendo así el inicio de otra maravillosa etapa en sus vidas.

¡Puedes ver la primera reacción de Brutus al conocer a su nuevo hermanito!

Sin embargo, no todo podía ser color de rosa. Kayden, como cualquier otro niño recién nacido, solía llorar todo el tiempo, y era muy difícil calmarlo para los padres primerizos.

Es entonces cuando algo extraordinario ocurrió. Aunque todos saben que debido a su enorme tamaño, Brutus se ha convertido en una máquina destructora de cada juguete que le han dado para distraerse, existe uno al que le brinda el mayor cuidado que le es posible, y esto es porque lo adora con toda su alma: una bola de pelusa que lo hace extremadamente feliz, por lo que no la comparte con absolutamente nadie.

Un buen día Kayden comenzó a llorar como de costumbre, pero esta vez por más que lo intentaron sus padres no hubo manera de detenerlo, por lo que Brutus decidió ayudarlos y se dirigió a buscar su bola de pelusa para dársela a Kayden.

Esto es algo increíblemente adorable y sorprendente.

Extrañamente, Kayden se calmó al momento de tener la bola de pelusa cerca, y los únicos impactados fueron Bonnie y su esposo, pues Brutus sabía qué era exactamente lo que debía hacer para hacer parar el llanto.

Este es el acto más desinteresado que cualquier perro pueda tener en el mundo entero para un niño que no para de llorar: compartir su juguete favorito no es fácil para nadie, y menos para el pequeño Brutus, que los destruye todos.

Desde entonces Brutus, además de no separarse ni un momento de su hermano Kayden, también ha descubierto que puede jugar con otros juguetes, aunque no sean para perros.

Si Brutus le presta su bola de pelusa, entonces Kayden debe prestarle todo lo demás 😉

¡Comparte esta historia para que otros puedan apreciarla y aceptar que perros como los Bullmastiff no son peligrosos!

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