Cuando esta mujer paralítica había perdido la esperanza, su caballo vino para cambiarlo todo

A pesar de lo que nos quieran hacer creer los medios, nuestro planeta está rodeado de hermosas historias que nos llenan el corazón y el alma de felicidad.

Historias que quizás empezaron trágicamente, pero que terminaron maravillosamente.

Historias que nos hacen replantear nuestras propias historias.

Historias que nos hacen creer en este mundo y en nuestros semejantes.

El relato de Kirsten es uno de esos. Sucedió en Lampasas, Texas, Estados Unidos.

Al principio fue difícil volver a acercarse.

Kirsten tuvo un accidente que la dejó en una silla de ruedas y si bien no se conoce cómo fue que la joven quedó paralítica, sí se ha esparcido como pólvora lo que sucedió después. Pues su tragedia nos trajo una enseñanza y un mensaje aún más fuerte.

Una historia de esperanza, de amor, de superación.

Antes de su trágico accidente, Kirsten practicaba equitación, era una de sus pasiones. Pero no sólo la práctica era importante para ella, sino su relación con su caballo: Cory.

Pero el vínculo entre los dos era muy fuerte.

El hermoso caballo blanco sufrió la ausencia de su compañera durante el tiempo que ella no pudo estar a su lado. Y cuando finalmente se reunieron, el animal le demostró su cariño.

A pesar de que Kirsten no podía montar a Cory, gracias a su fuerte lazo, lograron volver a disfrutar de sus paseos, algo que ella necesitaba imperiosamente.

Kirsten quedó devastada cuando le dijeron que nunca más iba a poder montar a Cory. Pero no se dio por vencida.

Poco a poco, con paciencia, con amor y con las directivas adecuadas, Cory aprendió a acostarse para que Kirsten pudiera montarse. No fue fácil para ninguno de los dos. Llevó tiempo, pero finalmente pudieron lograrlo.

Y cuando nuevamente Kirsten pudo volver a montar a Cory, fue especial. Un momento mágico.

Las imágenes muestran el amor que el caballo tiene hacia Kirsten, su amiga, su compañera, con quien tiene un vínculo que es más fuerte que cualquier discapacidad.

Las imágenes son emocionantes, conmovedoras y son prueba de la importancia de quererse y respetarse.

La historia de Cory y Kirsten nos muestra que los vínculos entre caballo y jinete, son más fuertes de lo que pensamos.

Finalmente, pudieron volver a estar juntos.

Cory aprendió a ayudar a Kirsten para que pudiera montarlo y volvieran a pasear juntos, a pesar de que las piernas de ella no pudieran darle las mismas indicaciones que antes.

Ahora vuelven a estar juntos. A dar largos paseos, a disfrutar de caminatas por el campo, a compartir silencios y emociones. A reforzar ese vínculo que hoy se hizo más fuerte que nunca.

Porque no hay nada que no podamos lograr si nos lo proponemos.

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