La gatita con el rostro más triste se niega a salir de su caja de arena

Una gatita de 8 años fue encontrada en las calles a principios de este año en Perth, Australia Occidental. La cálico estaba necesitada de mucha ayuda, había perdido mucho peso y su estado de salud no era bueno.

Era increíblemente tímida, encogida en una caja de arena, evitaba el contacto visual e intentaba hacerse invisible para todos. Los voluntarios se acercaron a las redes sociales, con la esperanza de darle al gatito tímido la oportunidad de una vida mejor.

Estresada y con mucho miedo, Simba quería desaparecer y no salía de la caja de arena

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Cat Haven WA (en Shenton Park, Australia Occidental) se enteró de su difícil situación e inmediatamente respondió.

Al principio creyeron que se trataba de una gatita callejera, pero tenía un microchip. Intentaron localizar a su familia pero lo lograron comunicarse con ellos.

La gatita (a la que llamaron Simba) tenía los ojos más tristes que puedas imaginar en un animalito. Estaba confundida y solo quería esconderse, se negaba a salir de su caja de arena.

No podía hacer frente al ambiente de refugio y al estrés, y continuó refugiándose en la caja de arena. Había conocido el peor lado de la humanidad y no podía confiar en cualquier persona a pesar de que necesitaba recibir ayuda y cariño.

Simba, la gatita de mirada triste, estaba lista para una segunda oportunidad en la vida

Pasados unos días en los que que nadie se acercó al refugio para reclamarla, un voluntario de acogida de Cat Haven se acercó para ayudarla.

La llevaron a casa para que pudiera comenzar a tranquilizarse y tratar de ganar algo de confianza con la gente.

La gatita fue trasladada a un hogar donde pudiera sentirse a gusto para comenzar a relacionarse

Lenta pero segura, la niña de ojos tristes salió de su caparazón. Se calentó con su amorosa familia de acogida cuando se dio cuenta de que estaba en un hogar seguro.

El gato una vez tímido comenzó a buscar afecto en las personas y en otras mascotas. Había recuperado la esperanza y finalmente se sentía segura en el entorno en el que estaba rodeada de personas dispuestas a velar por su bienestar.

No hay registro de cuánto tiempo estuvo Simba deambulando por las calles, pero no se volvió salvaje en absoluto y rápidamente se encontró nuevamente en la comodidad de un hogar amoroso.

Fue entonces cuando supieron que la gatita estaba lista para encontrar un lugar propio.

Alrededor de ese tiempo, Chelsea y su familia se encontraron con la historia de Simba y se enamoraron instantáneamente. Vieron a través de esos ojos tristes y sabían exactamente lo que el gatito necesitaba.

Después de semanas siendo atendida, la dulce gatita finalmente tuvo su sueño hecho realidad. 

La gatita disfruta del calor familia que tanto había anhelado

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Chelsea está muy contenta de decir que ha adoptado a Simba para brindarle un hogar para siempre. Esperan que aunque su mirada sea triste, en el fondo de su corazón sienta la felicidad que tanta falta le ha hecho.

Simba, que pasó a llamarse Molly, no tardó mucho en comenzar a buscar a los miembros de su nueva familia para acurrucarse. Se ganaron su corazón con todo el cariño que le dieron desde el primer momento.

A la gatita le gusta seguir a sus humanos por la casa, frotándose la cara contra ellos. Esta gatita está muy feliz, una nueva oportunidad se abre para ella.

Ahora la gatita recibe, cada día, todo el amor de su nueva familia

Su destino cambió para siempre y ahora cuenta con todo el amor y protección que tanto necesitaba. Detrás de la expresión de su rostro que sigue teniendo una connotación de tristeza hay infinita alegría.

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