Encierra a sus perros en un balcón para matarlos de hambre – Quiso fingir que no existían

Cuando un perro es adoptado, debe ser tratado respetuosamente, representa un nuevo integrante en la familia y por tanto merece una vida digna. Lamentablemente, no siempre sucede así y muchos de ellos son maltratados.

Zach Cook encerró a sus dos perros en un balcón estrecho sin comida ni agua, pensaba dejarlos morir de hambre en ese balcón. Zach solo tiene 25 años. Había decidido adoptar a dos bull terriers de Staffordshire, Ruby y Blacky, sin embargo, un día simplemente decidió «fingir que no existían».

Los vecinos reportaron a las autoridades sobre un gran hedor proveniente de la casa de Zach, en Barton Hill, Bristol. Los dos perros fueron encontrados al borde de la muerte, estaban cubiertos de sus propias heces y orina.

Los animales fueron rescatados por los oficiales de RSPCA, pero sus condiciones eran tan graves que fueron trasladados a una clínica veterinaria lo antes posible.

Ahora Zach será encarcelado durante 18 semanas en Bristol Crown Court, después de que admitiera las acusaciones de causar sufrimiento innecesarios a sus dos perros y la de no cumplir con las necesidades que los animales domésticos requerían. También se le ha prohibido volver a tener mascotas por el resto de su vida.

El inspector de la RSPCA, Dan Hatfiel, fue quien llevó a cabo la investigación y al respecto comentó: «Ruby y Blacky sufrieron horrendas crueldades de abandono porque Zach Cook decidió encerrarlos en el balcón y simplemente olvidarse de ellos«.

«Es terrible imaginar que alguien pueda ser capaz de hacer lo que él; su manera de tratarlos y de no querer cuidar de ellos, de fingir que no existían, permanecieron atados al balcón muriendo lentamente, mientras él continuaba con su vida».

Ambos perros estaban tan delgados cuando fueron rescatados que se podían distinguir todos sus huesos por encima de la piel, además de que apenas podían sostenerse en pie de lo débiles que se encontraban. Ruby fue la que más grave se encontraba, estaba entre la vida y la muerte, apenas podía reaccionar.

«Ruby se había derrumbado por completo y estaba acostada en su propia miseria, era incapaz de ponerse en pie y tuvo que ser llevada a mi furgoneta en una canasta».

«Me rompió el corazón verla usar el último pedazo de energía que tenía para sacudir la cola mientras era rescatada. Estaba tan hambrienta, exhausta y cercana a la muerte, pero aún así logró mostrar agradecimiento y esperanza».

«No hay excusas para tratar a los animales de una manera tan cruel y repugnante. Les pedimos a las personas que ya no deseen cuidar de sus mascotas o que simplemente ya no puedan, que pidan ayuda a refugios o a las propias autoridades antes de que lleguen a tales extremos».

Definitivamente, no existe una excusa razonable para someter a un animal a tales condiciones; afortunadamente, este chico aprenderá la lección cuando esté encarcelado.

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