Gatita se las ingenia para descubrir el escondite de las galletas para después dejar su marca

Para los amantes de los animales es muy fácil reconocer cuando alguna de sus mascotas es un pequeño glotón pues resultan grandes expertos en las artes culinarias pero no precisamente como cocineros, sino como los comensales más exigentes. Precisamente así se define a la refinada gatita de esta historia, quien parece que debe probar absolutamente todo antes de dar un veredicto.

Su nombre es Nellie, una gatita bastante creativa que se ha armado de las mejores artimañas para descubrir dónde esconde su mamá los bocadillos.

Allison Riebel es su propietaria y como conoce bastante bien a esta bolita de pelos, sabe que debe ocultar bien cualquier galletita o snack para que Nellie no ponga sus patas en ellas. Sin embargo, esta empresa no es tan sencilla para la mujer

«Ella vive para comer en lugar de comer para vivir», dijo Riebel.

Recientemente, Nellie se topó con un frasco de plástico en el cual mamá había escondido algunos bocadillos y decidió echar sus patas sobre ellos. La felina se las ingenió para destapar en envase hasta llegar al apreciado tesoro: unas galletitas crujientes que estaban listas para ser devoradas.

Allison aún no sé explica cómo es que la peluda hizo para llegar hasta los confites del envase si este estaba sellado, pero eso no fue lo único que le sorprendió.

Nellie sacó todas las galletas que su mamá pensaba llevar a unos amigos en la Clínica de Vida Silvestre de la Universidad de Illinois y le dio una probada a cada uno de estos manjares.

«Nellie de alguna manera abrió el contenedor y sacó todas las galletas al suelo. Lo curioso es que sé que ella las sacó todas por separado porque si las hubiera sacado del contenedor, las galletas se habrían roto. Así que las sacó una por una y lo hizo en silencio para que no lo notara», dijo Riebel.

Con el relato de esta mujer sólo podemos imaginar la cara de satisfacción de la felina después de colocar todas las galletas en el suelo y darles pequeñas probadas a cada una de ellas, quizás la astuta creyó que podía engañar a su mami y que un bocadito pequeño ni siquiera se notaría.

Riebel encontró a Nellie con las patas en la masa y la gata no tuvo manera de negarlo, aunque parece que tampoco mostró mucho sentimiento de culpa por lo que había hecho.

«Ella no parecía culpable. Ella manipula muy bien. Es a la vez irritante e hilarante», dijo Riebel. 

Ahora esta mujer sabe lo suspicaz que es su gatita y que los bocadillos no estarán seguros ni bajo llave. Comparte esta historia y déjanos saber qué clase de travesuras hace tu mascota por un poco más de comida.

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