Es una historia que nos toca el corazón y para las personas que amamos a los animales, como tú y yo, nos desborda la impotencia de saber que hay personas tan indolentes, personas con un corazón casi sin sentimientos.
Pudding es el nombre de un adorable perrito que fue abandonado una noche con una torrencial lluvia en vísperas de Navidad en una de las carreteras de Plymouth, Inglaterra. Fue encontrado por un transeúnte que se dirigía a trabajar y no pudo contener su asombro al ver a una bola de pelo toda enmarañada, amarrada y bajo la lluvia.
¿Quién podía ser capaz de hacer algo así? Ya de por sí es un acto lleno de crueldad el abandono de una mascota en una vía pública, con frío y lluvia, pero ver el estado en el que se encontraba Pudding era deplorable, sin el menor signo de tener un cuidado de limpieza y amor. No se podía distinguir que raza de perro era, es que el pobre ni podía ver.
Un ser vivo indefenso expuesto a la nobleza de un corazón que lo rescatara, nobleza que seguramente no había conocido. Sarah Morris, inspector del refugio protector de animales, RSPCA, fue quien llegó primero al lugar donde se encontraba Pudding. Era otra persona que no podía salir de su asombro, impotencia y rabia al ver el estado de este indefenso perrito.
Llevado al veterinario, le brindaron la atención necesaria. Para él fue su regalo de Navidad el sentirse querido y cuidado. Le cortaron esa maraña de pelo, su piel pudo respirar de nuevo, encontraron pulgas y maleza en sus uñas.
Ya sin esa capa de pelos, confirmaron que la raza de Pudding era una mezcla de ShihTzu de 6 0 7 años de edad.
Tener una mascota es una responsabilidad, no se entiende por qué hay personas que no están dispuestas asumir esa responsabilidad y de todas formas desean tener una mascota, causándoles dolor, ansiedad y tristeza.
Comparte esta historia, podrás alegrar a tus amigos al mostrales cómo se iluminó la vida de este pequeño después de tener una vida tan oscura.