Captan a un perrito muy educado rogando por una piecita de pollo en un restaurante

“La educación no quita lo valiente”, al contrario, en muchas ocasiones deja grandes recompensas. Esta lección es muy bien sabida por un perrito callejero que, pese a no tener a un responsable humano que vele por él, sabe perfectamente cómo comportarse y ganarse su tan merecido alimento.

Este peludito vive en San Pedro Costa Rica, y fue bautizado como Haward.

Marinella Nieto es la administradora del conocido local de comida rápida “Pollos Api”, el cual se ha convertido en el centro de encuentro predilecto de Haward, ella misma le asignó ese nombre.

Esta mujer es la responsable de que las fotos del can se hayan vuelto virales, después de que le relatara la historia a la fundación Voluntarios de Corazón.

Haward en Pollos Api.

Haward llegó al local el año pasado y fue allí cuando Marinella y su pequeña hija decidieron ayudarlo. Lo que ellas no pensaron es que la criaturita sabría cómo ganarse su cariño y terminaría por enamorarlas a ambas.

“Nosotras lo vimos en la calle muy flaquito, entonces mi hija y yo optamos por comprarle una pieza de pollo de las que vendemos. Se le puso agüita, él comió y se fue. Al día siguiente, vino a la misma hora y así ha sido hasta hoy”, dijo Nieto.

El perrito espera pacientemente.

Para nadie es un secreto que los peluditos vuelven a esos lugares en los que son bien recibidos pero lo que ha causado mayor curiosidad en este perrito no es su frecuencia, sino su buena educación.

“Él es un perrito sumamente educado, se sienta frente al mostrador a esperar que le demos comida. No ladra, no molesta a los clientes, él espera que le llevemos la piecita”, indicó la mujer.

Haward ya se ha vuelto parte del negocio, de hecho estuvo presente el mismo día que se inauguró el 1 de junio de 2019. Las personas que suelen visitar el local parecen estar acostumbradas a este peludito que muy educadamente les cede el turno en la fila, si fuera necesario.

Según investigó la fundación Voluntarios de Corazón, Haward sí tiene dueño. El perrito pertenece al propietario de un autolavado que queda en la zona, pero estas personas realmente no cuidan correctamente de él.

La negligencia del dueño ha hecho que el peludo llegue cada día al restaurante.

El can no lleva prisa, él sabe que toda espera tiene su recompensa y con recibir su merecida pieza de pollo al final del día está más que satisfecho.

El perrito también recibe algunas sobritas de una carnicería que queda en la zona, así que la comida y el amor no le faltan. Sin embargo, Voluntarios de Corazón lleva el caso para que el dueño de la criatura se responsabilice y deje de lado su actitud negligente.

Haward es un perrito excepcional y aunque su vida no sea fácil él siempre está listo para dar amor, comparte en tus redes su tierna historia.

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