Si bien es cierto que tener una mascota aporta grandes beneficios a nuestras vidas, independientemente de cual sea nuestra condición física o emocional, hay perros que llegan a calar más hondo en la cotidianidad de algunos pacientes con trastornos de ansiedad, pánico, estrés o fobia social, y se vuelven fundamentales dentro del tratamiento.
Aún nos enfrentamos como sociedad a una estigmatización generalizada de la salud mental y cuando vemos a alguien triste le decimos: “no estés triste”, sin saber que para la persona sumida en el abismo de la depresión no es posible lograrlo con un sencillo cambio de actitud. No, la ansiedad y la depresión son enfermedades graves que se deben enfrentar.
Pues, parte del ejército que da la batalla contra este flagelo que cada vez afecta a más personas en el mundo son los denominados animales de apoyo emocional, que brindan su valiosa colaboración a todos aquellos hombres y mujeres que padecen dicha dificultad.
Ni qué decir de la relación que se estableció entre Jen Medrano, Watson y Kiko, una madre humana de dos extraordinarios perritos que complementan su diario vivir y su lucha por llegar a buen puerto, después de navegar los feroces mares de la depresión y atravesar con ella los momentos más difíciles de su vida.
Pero, de los dos caninos, ha sido Watson quien se ha entregado más a cuidar de la estabilidad emocional de Jen, por lo que la mujer ha decidido compartir en sus cuentas de las redes sociales su experiencia de franca mejoría al lado de su can.
Esto, con la intención de hacer que la gente tenga una idea de lo que se trata vivir con una “enfermedad mental”, que no es un nombre peyorativo, sino una condición que hay que tratar y en la que el rol que juegan los perros de compañía tiene una importancia vital.
“Sufro de ansiedad y recientemente me diagnosticaron Trastorno de Estrés Postraumático. Tener a Watson como mi perro de apoyo emocional fue lo mejor que me ha pasado. He crecido mucho como persona gracias a ese perro en mi vida que me hace querer seguir adelante”.
En el video captado y subido a la Web por Medrano, aparece sentada en el suelo con la cabeza entre las manos, y cuando Watson la ve, se abalanza inmediatamente hacia ella para rodearla con sus patas en un tierno abrazo, que es más que suficiente para tranquilizarla y darle seguridad, sobre todo en estos días tan cruciales de pandemia.
“Mientras estaba en cuarentena y tenía tiempo para reflexionar sobre muchas cosas, una cosa en la que pensé es en cómo diablos tuve tanta suerte de tener un perro tan cariñoso y especial como Watson. Los perros son asombrosos. Los perros son la vida”, escribió Jen.
No todo el mundo comprende las luchas diarias de quienes, de manera invisible para los demás deben enfrentar enfermedades debilitantes de la psique, que les hacen parecer “bien” por fuera, pero que por dentro destrozan el espíritu.
Si te identificas con este caso y no has recibido la indicación profesional de tener un animal de compañía como parte de tu tratamiento psicológico, no está de más comentarle esta opción. Comparte esta historia que nos demuestra que el amor de un perro no tiene límites.