Una gatita no se separa del sofá a ganchillo que le tejió la abuela

Cuando llega un cumpleaños siempre tratamos de buscar regalar algo que sea representativo y sobre todo que sea útil para el agasajado.

Pero no siempre el mejor regalo es un objeto costoso, a veces ni siquiera es algo que se compra, sino algo que hace uno mismo pensando en la persona que cumpleaños, realmente eso hace que el regalo sea más especial, y esta historia así lo demuestra.

Cat es una adorable gatita que recibió el mejor de los presentes hecho por su abuela, a pesar de que el cumpleañero era Josh, su padre.

El lugar favorito de esta gatita para dormir generalmente es sobre los pies de su padre, y esto puede resultar un poco complicado cuando su Josh necesita ponerse de pie.

«Cat es un gatita divertida y ocurrente, es una de las gatas más extrañas que he tenido o he conocido», dijo Josh.

Para el cumpleaños de Josh, su suegra decidió hacer algo muy especial para que Cat hiciera su siesta y dejarle su camino libre.

“Trabajo desde casa, por lo que casi siempre duerme en mis pies todo el día. Tiene tiempo de jugar cuando es la hora del almuerzo y a las 5:00 pm cuando termino la jornada laboral del día”, agregó Josh.

La abuela de Cat, quien ama inmensamente a esta hermosa gata, tuvo la genial idea de hacer algo que sirviera para que la mascota hiciera la siesta cómoda y cálidamente.

“Normalmente muchos de mis regalos de cumpleaños o de Navidad terminan siendo regalos de Cat”, dijo Josh.

La suegra de Josh encontró un patrón y pasó dos días tejiendo un sofá especial en miniatura para Cat con una pequeña y hermosa manta.

Cuando su abuela le dio el regalo a Cat, ella no estaba muy segura de qué hacer, estaba un poco confundida sobre la utilidad que le iba a dar a ese sofá y en ese momento mostró poco interés.

“Al principio no estaba muy interesada, sin embargo, la caja en la que vino fue un gran éxito y ella comenzó a investigar de qué se trataba”, agregó Josh.

Realmente a Cat le tomó algunos intentos para aprender cómo funciona el sofá, pero después de que lo usó y entendió su utilidad no llevó mucho tiempo para que se acostumbrara. Ahora es fanática de su sofá.

Los pies de Josh finalmente están libres mientras trabaja en casa, ya no tiene por qué preocuparse de tener extremo cuidado para no despertar ni incomodar a Cat y para no tropezarse al levantarse y caminar.

Hasta ahora Cat no se ha quejado de su pequeño y cálido sofá. ¡Comparte su historia!

Te recomendamos