28 perritos son rescatados de las garras de una red de peleas de perros clandestinas

Entre las múltiples formas de abuso que las personas ejercen sobre los animales, hay una que destaca por su perversidad: las peleas de perros. Estas prácticas, además de ser una forma injusta y atroz en el trato hacia los animales, también son un gran negocio para organizaciones sin escrúpulos del bajo mundo delictivo. Son el crisol en donde se mezclan las apuestas clandestinas, la marginalidad y el horrendo espectáculo de medir fuerzas entre dos oponentes caninos hasta que se destrozan. Incluso se llegan a desarrollar torneos internacionales de semejante atrocidad.

En la ciudad de Nueva York, en Estados unidos, fue finalmente desarticulada una banda dedicada a este tipo de negocio de comercialización de peleas de perros, como parte de un caso de investigación de una red más amplia que se extiende desde Manhattan hasta Long Island.

Es que tal parece que en esta ciudad, a pesar de estar tipificado como delito el trato injusto a los animales, las riñas promovidas entre canes son moneda corriente, tanto a nivel de apuestas como por el solo disfrute disfuncional de un “show” como este.

Por fortuna, al menos 28 perritos fueron hallados prisioneros en jaulas por las autoridades policiales y rescatados, durante un procedimiento que incluyó varios allanamientos en dos lugares distintos, el jueves pasado por la mañana.

Por su parte, el jefe sargento mayor del departamento de policía de Nueva York, Dermot Shea, publicó en las redes sociales una fotografía de los sufridos animales inmerecidamente confinados en jaulas.

“Parecen ser pitbulls”, dice la frase que acompaña las terribles imágenes.

Por el caso fueron detenidas y arrestadas dos personas en Washington Heights y Long Island, respectivamente, en una operación conjunta desplegada entre la Policía de Nueva York, la Policía del Condado de Nassau, la Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad Animal (ASPCA) y la oficina del fiscal de distrito de Manhattan.

El adiestramiento de un perro de pelea es lo más parecido a una interminable tortura y su vida, como te podrás imaginar, es muy corta. Hasta el mejor campeón no suele durar más de cuatro o cinco combates; tal vez diez, a lo sumo.

De esta forma, ganen o pierdan, estos nobles seres vivos son condenados sin razón a una muerte horrible y casi segura, ya que los pocos que logran sobrevivir y son hallados por alguna autoridad protectora de los animales, tienen unas heridas tremendas, sobre todo en el cuello y las patas y de las que es muy difícil que el animal logre recuperarse del todo.

Es lamentable que aún hoy en día estas peleas sean tan populares en muchos países que se dicen evolucionados. Resulta cada vez más necesaria una verdadera evolución como sociedad, no de dicho, sino de hecho, y condenemos con mayor dureza este tipo de actos que denigran la vida de los seres, independientemente de la excusa que los sustente.

Comparte esta historia y comienza por crear conciencia en tus familiares y amigos sobre la urgencia de reflejar con nuestras acciones, el valor que como seres humanos damos a la vida.

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