Alimenta a una perrita atada a un árbol por un año sin darse por vencida, hasta llevarla a casa

Una perrita que estuvo por más de un año atada a un árbol y sufriendo la negligencia de su familia, alcanzó finalmente su libertad y ahora conoce el verdadero amor. La vida de esta peluda no hubiese tenido ningún cambio de no haber sido por la generosa mujer que durante meses la alimentó y la animó a mantenerse de pie.

La rescatista de esta perrita es  Laura Seymour, una mujer de Virginia (Estados Unidos).Perrita

La chica paseaba por su vecindario cuando notó a una perrita desesperada que pedía auxilio desde el otro lado de una cerca. La peluda estaba atada a un árbol y alrededor no se veían rastros de agua o alimento.

Takia, como decidió llamarla, lucía sucia y demacrada. Pero lo peor era el nivel de desesperación que transmitía la pobre. Era evidente que quería que la soltaran y poder andar con libertad.

Todo esto preocupó a la mujer que decidió intervenir ante la situación.

Laura hizo una denuncia ante la oficina de control animal, alegando un caso de abandono. Sin embargo, cuando las autoridades intervinieron notaron que la perrita tenía dueño y concluyeron en que no había razón por la cual quitarles la custodia.

«Siempre y cuando tengan una caseta de perro y tengan comida y agua adecuadas, entonces el animal está bien», dijo a Laura, un oficial de control de animales.

La respuesta entristeció e indignó a la mujer pero ella no estaba dispuesta a darse por vencida.

Laura visitó a Tikita durante todas las semanas y le llevaba un tazón con comida, además de dedicarle algo de tiempo para acariciarla y subirle el ánimo con sus caricias y palabras de cariño. El amor entre ambas se forjó de inmediato.

A Laura le partía el corazón saber que Tikita pasaba las 24 horas del día sola en el patio y a la intemperie, pues la traviesa perrita se negaba a utilizar su casita para dormir.

Aunque no podía llevarla momentáneamente con ella, no iba a dejarla sola y comenzó a visitarla.

La peluda cavó un orificio en la tierra a un lado de la reja del patio para sentirse más cerca de Laura y desde ese momento no se separaba del lugar.

«En ese momento yo pensaba:Oh, Dios mío, tengo que llevarme a esta perrita. Voy a tener que robarla, voy a tener que hacer algo por ella. Pensé: ‘No, iré a la cárcel por este perro«, recordó Laura.

Tras casi un año de constantes visitas la realidad de Laura y Tikita cambió.

Al empezar el verano, Seymour fue a visitar a la perrita junto a su madre y le manifestó su preocupación ante la posibilidad de que sufriera a causa del calor. En ese momento la madre la alentó a denunciar nuevamente el caso ante la oficina de control animal.

Por fortuna, la petición de Laura tuvo una respuesta positiva en esa segunda ocasión.

Las autoridades visitaron al dueño de la propiedad y éste decidió entregar a la perrita. Allí estaba Laura emocionada ante la posibilidad de adoptara. Tikita también estuvo muy feliz de haber conseguido su libertad.

«Tan pronto como descubrí que tenía cinco años, pensé, eso es increíble, sí, pasé tanto tiempo con ella, pero, una vez más, no puedo creer que haya dormido afuera las 24 horas, los 7 días de la semana y en el barro durante estos años», dijo Seymour.


Ahora esta dulce amiguita y su insistente madre están listas para escribir una nueva vida juntas. El sufrimiento de Tikita por fin terminó y ha obtenido a una responsable generosa que la llena de amor y, además, le ha dado una cómoda cama para descansar dentro de la casa.

Esto sí es una historia de perseverancia, Laura es un gran ejemplo de que nunca debemos darnos por vencidos y menos cuando se trata de salvar una vida.

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