La matriarca de los delfines de un zoo pierde la vida sin que cumplan la promesa de su traslado

Es muy preocupante que algunos animales se encuentren en cautiverio y no puedan vivir libremente según su naturaleza. Los seres humanos no tenemos ningún derecho a cercenar los derechos de los animales.

Lamentablemente, a inicios del mes de noviembre se dio a conocer la triste noticia de que Anak, la matriarca de los delfines del Zoo de Barcelona, había fallecido en las instalaciones del parque.

Este hermoso ejemplar acuático tenía de 34 años y debió haber abandonado el zoológico tal como se había acordado con el gobierno de la región en el año 2016 para ser trasladada a un santuario.

Según información local, la salud de Anak se vio seriamente afectada por un virus que desafortunadamente no le permitió continuar con vida.

Existen varias denuncias que alertan sobre las pésimas condiciones del parque donde aún permanecen tres delfines machos con un futuro totalmente incierto.

Durante el año 2015, Colau suspendió las actividades para la ampliación de las instalaciones que se había comprometido a construir, y prohibieron los espectáculos con delfines.

Después de un año el gobierno municipal trasladó al macho Kuni, de 10 años, y a la hembra Leia, de 12, al Oceanográfico de Valencia.

Sin embargo, en la ciudad de Barcelona quedaron Anak y los machos Blau, Nuik y Tuma. Se comenzó la búsqueda de un santuario en donde los delfines supuestamente pasarían el resto de sus vidas con un poco más de libertad, pero nunca abandonaron el parque.

Una semana antes del fallecimiento de Anak los técnicos del zoológico descubrieron que los delfines tenían una enfermedad posiblemente causada por un virus.

Los veterinarios comenzaron con el suministro del tratamiento y los mantuvieron bajo observación, y aunque los delfines machos respondieron adecuadamente a la medicación, Anak no corrió con la misma suerte.

A pesar de todos los esfuerzos del equipo veterinario y especialistas en cetáceos la enfermedad afectó su aparato digestivo.

Anak llegó a Barcelona en octubre de 1990 y a sus 34 años era madre de Nuik, que vivía con ella y de Leia y Kuni que residen en Valencia.

Se pide a las autoridades competentes que tomen las medidas correspondientes para ayudar a que los tres delfines que aún quedan en el Zoo de Barcelona sean trasladados lo más pronto posible para cumplir el compromiso de llevarlos a un santuario.

Lamentamos que Anak no hay tenido la posibilidad de conocer la libertad, esperamos que no se repita esta triste experiencia con el resto de los delfines. Comparte esta noticia y levantemos nuestra voz a favor de estos animales.

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