Con los ojos todavía cerrados maullaba en un patio casero – Cuando vio su nariz se quedó helada

Ashley Kelley, una voluntaria de crianza temporal de Wrenn Rescues (en Los Ángeles), se encontró con una publicación de Facebook el sábado por la noche sobre un pequeño gatito que necesitaba ser rescatado.

Alguien había encontrado al gatito solitario. Todavía tenía los ojos cerrados y maullaba mucho. Obviamente tenía hambre. Ashley supo de inmediato que tenía que ir a buscarlo.

Como puedes ver, la nariz de este chiquitito es muy diferente a las demás

Se puso en contacto con la persona que había denunciado el caso, tomó una máscara y guantes, y subió a su auto. Ya eran las nueve de la noche.

El residente que descubrió al gatito, escuchó sus gritos y siguió el sonido hasta el patio trasero. La mujer que asistió a este huerfanito lo puso en un lugar caliente para que el frío no le afectara, con la esperanza de que la madre volviera, pero eso nunca ocurrió.

Es probable que la mamá gata haya dejado atrás al gatito. Lamentablemente, así es como funciona la naturaleza a veces.

Las mamás dejan a sus bebés débiles e incompatibles con la vida y se centran en cuidar a los que están más sanos.

Este gatito nació con problemas en su naricita, pero nada lo apartó de su deseo de vivir

Ashley no tenía idea de que algo era diferente en este pequeño felino. Tampoco la mujer que lo encontró. Cuando llegó a casa, hizo un biberón y se preparó para alimentar y evaluar al pequeño. Para su gran sorpresa, encontró que el gatito tenía la nariz hendida.

El gatito tenía un pequeño agujero en el paladar junto con la nariz hendida, por lo que no era seguro alimentarlo con biberón. Necesita alimentación por sonda. Después de tener la barriga llena, el gatito se acomodó en su acogedora y cálida cama y se fue a dormir.

Diminuto y falto de peso, Aela no estaba dispuesto a rendirse

Llegado el momento de bautizar al gatito, Ashley supo que necesitaba de un nombre fuerte, por lo que decidió llamarlo Aela. Un nombre que definitivamente reflejara su espíritu de guerrero. A pesar de que tenía algunas adversidades, debido a su condición, era evidente que este chiquito no estaba dispuesto a rendirse.

Con una minuciosa alimentación por sonda, en muy pocos días el pequeño gatito ganó sus primeros cien gramos y Ashley tuvo esperanzas. El chiquillo dormí bastante bien, luego de que tenía su pancita llena y esto le indicó a la rescatista que había muchas oportunidades.

Aela puede ser pequeñito, pero su deseo de aferrarse a la vida es mayor. No solo le gusta recibir alimento, tener un lugar tibio donde dormir, también ama acurrucarse con Ashley. Le hace muy feliz saberse protegida, aún y cuando la vida le dio la espalda y se pensaba que no podría seguir adelante.

Ashley no puede esperar el momento a que la gatita esté lista para desenvolverse por sí sola y demostrar que ella, al igual que muchos otros gatitos, se aferró a la vida aprovechando esta gran oportunidad de amar y ser amada.

Aela está dando muestras de ser un luchador como pocos

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