Descubren que un perrito callejero era quien abría las puertas de las oficinas durante la noche

Hay quienes optan por adoptar a perritos callejeros y entrenarlos para que repose en ellos el cuidado de sus residencias, negocios e incluso edificios. En ocasiones, los perros que viven en un establecimiento comercial son tratados como algo menos que un vigilante y sus dueños no tienen reparo en exponerlos al sol y la lluvia, como si de un sistema de alarma se tratara. 

Los perros son seres vivos, no sistemas de seguridad

Ante este trato injusto, hay unos canes que deciden padecer en silencio, pero el inteligente perro de este caso, sabía que merecía vivir en una condición muchísimo mejor.

 El nombre de este travieso perro justiciero es Joey.

Joey fue recogido de la calle y se crío en un edificio, en el cual aprendió a vigilar de los maleantes y a cambio se ganaba su platito de comida. Sin embargo, hay algo que a este peludo le parece sumamente injusto y es el hecho de tener que estar bajo el cielo abierto durante todo el día.

Sea temporada de lluvia o el caluroso verano, Joey se mantiene siempre afuera del edificio, pero los empleados del lugar se han enterado del acto de rebeldía de este bribón.

Cuando el vigilante humano duerme y todos los trabajadores se han ido a sus casas, Joey se escurre a la entrada del lugar y abre las puertas de las oficinas para descansar cómodamente.

En principio nadie notó su truco, pero el juego no le duró mucho.

Al parecer este peludo entraba y salía de todas las habitaciones como “perro por su casa” y dormía en ellas sin que nadie lo notara, pero un buen día Morfeo le ganó.

Joey amaneció dormido dentro de una oficina y los empleados no sabían cómo pudo haber terminado atrapado en el lugar.

Pero el asunto no era para nada accidental.

Joey se escabullía cada noche hasta que el vigilante de turno decidió hacerle cacería y lo atrapó con las manos en la masa, ¿o debemos decir “con las patas en la manilla”?

En un vídeo grabado por el empleado, se ve cómo el perro se para en dos patas y utiliza su peso para abrir la puerta, la cual parece no tener ningún tipo de seguro.

Aunque en el edificio no están muy felices con la travesura de Joey, no por eso le restaron mérito a su increíble truco. Este chico sí que sabe cómo resolver problemas y evidentemente no se ahoga en un vaso de agua.

Probablemente después de ser descubierto todas las oficinas queden cerradas al final del día, pero esperamos que algún empleado solidario olvide pasar su seguro para que Joey descanse tranquilo. 

A pesar de que le ofrecieron un sitio seguro, agua y alimento, él merece tener un techo en el cual protegerse y no estar a la intemperie. Comparte la hazaña de este noble perrito.

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