Estaba de vacaciones en un hotel, cuando este pequeño del tamaño de su mano salió de la basura

Lydia Ellery estaba ansiosa por su viaje a la isla de Zakynthos, en Grecia, en mayo de 2017. Nunca había estado allí, planeaba pasar su tiempo relajada en un hotel del Mediterráneo para escapar del clima lluvioso de Londres. Su único objetivo era obtener un bronceado, pero regresó a casa con algo mucho más valioso. 

Mientras disfrutaba de los beneficios de la isla, no pudo evitar notar a los animales que se encontraban allí.

«Innumerables gatitos deambulando en la calle se congregaban a las puertas del hotel suplicando por comida. Era una de esas situaciones en las que simplemente deseas salvarlos a todos», comentó Lydia.

Ella amaba a los animales desde mucho antes de eso, y en ese momento sintió que no podía quedarse allí viendo cómo los gatos sufren, así que empezó a usar sus comidas incluidas en el paquete para alimentar a los más desnutridos. Le seguía pesando la situación, pero siendo turista se sentía imposibilitada para ayudar… Un sentimiento que pronto iba a cambiar.

Un día, mientras los alimentaba en la hora de almuerzo, una de las turistas se le acercó también. La mujer le explicó que había un gatito escondido en el basurero, que necesitaba urgentemente comer un poco de sobras. Ella había estado alimentándolo,  pero sus vacaciones estaban por terminarse, le dio miedo que no durara mucho con vida en su ausencia.

Cuando Lydia se acercó, un gatito casi del tamaño de su mano salió de una pila de basura.

«Sólo podía tener unas semanas de nacido, estaba viviendo donde se apilaban las bolsas de basura del hotel, lo que obviamente es muy anti-higiénico además de peligroso. Si el camión de la basura lo hubiese agarrado por error, pudo haber quedado aplastado», explicó Lydia.

Lydia empezó a visitar dos veces al día la zona de la basura, lo cual le hizo darse cuenta de que la bebé estaba sola.

«Sacaba un poco de pescado para alimentarla, se lo comía como si jamás en su vida hubiese visto comida. Cada vez que salía se acercaba a mis pies y se sentaba conmigo. Nos convertimos en buenas amigas».

En un esfuerzo por no encariñarse tanto, empezó a llamarlo Geoffrey, como el personaje malvado de Game of Thrones 😀 Pero a medida que se acercaba la fecha de regreso, se preocupaba por dejarle, sobre todo porque ya iba a llegar el invierno y serían aún peores sus condiciones. No soportaba la idea de que algo malo le pasara. Cuando descubrió que se trataba de una hembra decidió renombrarla como Aggie, como diminutivo para Agatha Christie, una de sus autoras favoritas.

Lydia sabía que no se podía ir sin asegurarse de que Aggie estuviese bien, pero las organizaciones de rescate a las que se acercó a pedir ayuda estaban todas llenas… Hasta que una llamada Zante Strays aceptó. «En mi último día, una amable mujer se acercó a llevársela, tendría entonces comida y una camita caliente para descansar». 

A pesar de eso, Lydia sabía también que Aggie y ella estaban destinadas a estar juntas, por lo que decidió a adoptarla. Después de sacar el pasaporte para mascotas, vacunarla muchas veces y hacer un viaje de dos días en bote, la gatita finalmente llegó al nuevo país en el que viviría a partir de ese momento.

Hoy en día Aggie ha salido del cascarón, es una gatita saludable a la que le encanta jugar y perseguir mariposas en el jardín. Puedes seguir de cerca a Aggie en la cuenta de Instagram de Lydia, donde publica sus aventuras.

«Aggie hace que la vida sea más entretenida, es graciosa, le trae mucha presencia a nuestras vidas. No la cambiaría por nada en este mundo», dijo Lydia.

Instagram

«No me gusta pensar en lo que hubiese pasado si no me ayudaban a rescatarla en ese momento. Es una chica única, hermosa, estoy muy feliz de haberme atrevido a traerla y de haber hecho ese viaje el año pasado».

Es muy hermoso lo que Lydia y Aggie hicieron la una por la otra. Comparte la historia de estas maravillosas e inseparables amigas.

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