Estaban a punto de casarse cuando en la piscina ven a un diminuto bebé luchando por su vida

Kelvin y Ru es una pareja de jóvenes de Malasia, que se encontraban en su sesión de fotos pre-boda en un resort. Repentinamente, ella vio con el rabillo del ojo «algo» luchando por su vida en la piscina.

«No podíamos creer lo pequeño que era», dijo Kelvin.

Una vez que lo sacaron inmediatamente del agua, lo pusieron en el suelo en el mismo sitio en que lo encontraron, con la esperanza de que su madre regresara por él. Parecía que acababa de venir al mundo.

Pero después de 3 o 4 horas, tristemente, ahí seguía, totalmente indefenso, sin una madre que lo reclamara. Entonces, ellos decidieron llevarlo a su habitación del hotel.

Lo bautizaron Nezumi-Chan, que significa rata en japonés, pero de cariño lo llaman simplemente «Umi»

Enseguida condujeron hasta la tienda de mascotas más cercana, donde compraron jeringas y leche. Aunque no sabían nada de ratas, estaban decididos a ofrecerle a Umi todo el amor y los cuidados que necesitaba.

Trataron de crear una zona lo más confortable posible para él, ya que era un pequeñito muy asustadizo.

Pero pronto descubrieron que tenía una personalidad curiosa y única, deambulaba libremente por toda la habitación 24/7, en busca de una nueva travesura y explorando todo lo que tenía a su alrededor.

Era como si se hubiera adueñado de su territorio y consideraba que le pertenecía.

Cualquier objeto que encontrara en su camino, inmediatamente se convertía en su posesión.

Y no habría nada ni nadie que pudiera arrebatárselo.

Nada tan apetecible como arrancar y salir corriendo con la mascarilla facial de mamá

En las esquinas más imposibles y los rincones más invisibles, Umi se escabulliría tratando de no ser encontrado.

El pequeño comenzó a convertirse en el consentido de la pareja. Y como si de un bebé mimado y maleducado se tratara, jamás aceptaría la misma comida en el mismo día. Apenas probara y se diera cuenta que se trataba nada más que de las sobras del almuerzo, lo escupiría todo exigiendo un nuevo manjar.

«Él lo husmea y simplemente dice, no gracias», dice su dueña entre risas.

«Nunca en nuestra mente pasó tener a una rata como mascota, pero siempre soñé con rescatar un animal», dice Kelvin. «Las ratas son los animales más dulces y compasivos».

La pareja descubrió que cuando por algo estaban tristes o preocupados, Umi se acercaba más a ellos, ofreciéndoles consuelo y amor.

«Intentaría pegarse más y más a nosotros, para decirnos con ese gesto que todo estaría bien. Cada día con él realmente es el mejor día».

Ahora lo único que les interesa es que crezca fuerte, sano y que viva muchos años. Saben que sus vidas no serían las mismas sin Umi, a pesar de que se han tenido que enfrentar a las críticas de todos los que no comprenden cómo pueden tener a una «asquerosa rata» como mascota.

Pero lo cierto es que la historia de Umi demuestra que no importa la especie, ni los estereotipos, cuando la vida de una criatura indefensa está en juego. Rescatar un animal a la larga será de las cosas más bonitas y enriquecedoras, de las que no nos arrepentiremos jamás.

Comparte la tierna historia de Umi con tus amigos. Y déjanos saber qué opinas de tener una ratita como mascota.

Te recomendamos