El gorila de montaña es, tal vez, el animal salvaje más popular en el mundo; sin embargo, en los últimos tiempos su población se ha disminuido por los desmanes del hombre. Tal y como ocurrió a un hermoso ejemplar en Uganda, Rafiki, lo sucedido consternó a todos.
‘Rafiki’ significa amigo en suahili y fue el nombre que se le dio a un gorila de espalda plateada. Era el líder de un grupo de 17 cuadrúmanos de montaña de Nkuringo, el sector sur del parque de Bwindi y estaban acostumbrados al contacto humano.
El parque se ubica en el suroeste de Uganda, limita con Ruanda y la República Democrática del Congo, y es el único sitio donde habita esta especie de gorilas. Pero en los últimos años la caza furtiva ha disminuido el número de especímenes.
Los ugandeses y turistas amaban al primate que ya tenía 25 años, pero el 1 de junio desapareció y todos se preocuparon. La Oficina De La Autoridad De Vida Silvestre De Uganda (UWA) dio a conocer la triste noticia de que su cuerpo fue encontrado sin vida.
La autopsia indicó que la muerte fue causada por un objeto filoso que traspasó la parte superior izquierda del abdomen del animal, y llegó a sus órganos vitales. Posteriores investigaciones lo corroboraron, y de inmediato iniciaron la búsqueda del responsable.
Felix Byamukama, habitante del pueblo vecino de Murole, se declaró culpable de entrar de forma ilegal al área protegida del parque y terminar con la existencia del simio. También ultimó a un pequeño antílope conocido como duiker, y a un cerdo salvaje.
“Lo que sucedió fue muy triste, un desperdicio de la vida de una criatura magnífica. Lo único bueno es que las autoridades ugandesas investigaron y llevaron a cabo arrestos rápidamente, pero me temo que la pandemia y sus consecuencias económicas continúan alimentando la caza furtiva en muchos países”, dijo un ex oficial del ejército británico que participó en el entrenamiento de unidades contra la caza furtiva en el este de África.
De inmediato, las autoridades competentes se presentaron a la vivienda de Byamukama y encontraron implementos de cacería como lanzas, trampas y campanas para los collares de perros de caza. También había carne de monte ilegal.
Cuando se le preguntó por qué había cometido su mala acción, dijo que actuó en defensa propia cuando estaba junto a otros tres sujetos cazando animales más pequeños en el parque y el gorila los atacó. Por supuesto, una defensa nada creíble.
Los tres sospechosos negaron los cargos y están bajo custodia en proceso judicial. Y el magistrado principal Julius Borere condenó a Byamukama a 11 años de privación de su libertad, aunque se cree que de haber sido juzgado en un tribunal especial de vida silvestre la sentencia pudo ser más larga.
“Rafiki ha recibido justicia. Estamos aliviados de que Rafiki haya recibido justicia y esto debería servir como ejemplo para otras personas que matan la vida silvestre. Si una persona mata a la vida silvestre, todos perdemos, por lo tanto, solicitamos a cada persona que apoye nuestros esfuerzos para conservar la vida silvestre para las generaciones presentes y futuras”, Sam Mwandha, Director Ejecutivo de UWA.
Esperemos que sirva de precedente para que disminuyan los tratos indignos hacia los animales. Es hora de entender que todos podemos coexistir en armonía en el planeta. No dejes de compartir esta nota con todos tus amigos para que conozcan la triste realidad de esta especie.