Una perrita adoptada es la protagonista de una de esas historias tristes pero con un final feliz, o mejor dicho, con un feliz y nuevo comienzo.
Molly es una perrita Puddle que tuvo una merecida nueva oportunidad. En septiembre fue rescatada por ángeles que le han permitido recuperarse. Contaremos su caso desde la carta que le escribió su rescatista al dueño que permitió que Molly llegara a esas terribles condiciones de abandono.
«Hace 12 años que un cachorro había llegado a tu vida, al mismo tiempo que nosotros abrazábamos a tres de los nuestros. Eso es lo único que tenemos en común. Ayer vi una fotografía y lucía así»
«El pelo enredado en su cuerpo, sus oídos y ojos manifestaban tener una grave infección, de hecho uno permanecía cerrado e inflamado.
No sé si la reconocerás, pero tú la abandonaste y tal vez habrá sido casualidad, pero ella de alguna forma logró escaparse».
«Habían transcurrido tres semanas en las que las fuertes lluvias hicieron que Molly buscara refugio en el porche de una casa desconocida y no se moviera de ahí.
Luego fue trasladada a un refugio local donde iban a sacrificarla, como hacen en la mayoría de los casos similares.
A pesar de que ella no tenía microchip, pudieron identificar que tenía dueños porque su raza es inusual en la zona y mucha gente sabía dónde vivía. Así que los contactaron, pero contestaron “Yo no la quiero”. Molly tenía avanzada edad y estaba en muy mal estado».
«Con las excusas de que tenía un empleo nuevo y tenía que mudarse y a su novia no le gustan los perros, no hubo forma de que Molly pudiera regresar con su dueño. Simplemente no la querían en casa».
El rescatista, Shannon, sabía que este perro tenía muy pocos días de vida a menos que sucediera un milagro, así que contactó con el grupo de rescate y les escribió una carta pidiendo ayuda encarecidamente, de la que aún conserva una copia y lo hará por siempre.
Melissa y Sue fueron parte de este rescate y asumieron el compromiso de pagar la tasa de adopción y las facturas de los gastos del veterinario.
Publicaron un aviso que decía: “Ella necesita un hogar urgente y que sea para siempre”.
El caso de Molly era uno de esos difíciles. Debía adoptarla alguien que amara su raza y que no le importaran sus problemas de salud ni su edad.
Así fue como hicieron el papeleo y les dieron las medicinas para Molly, La Oficina de Control de Animales le dio un abrazo, renunciaron a la tasa de adopción de ella. Eran diez dólares, pero ellos les dieron una donación de 20 dólares.
Al final de su carta le dijo al ex-dueño de Molly, que la perrita subió feliz a su coche y ahora son una familia de 18: ellos dos, cinco caballos, tres burros, dos mini caballos y seis perros.
Sí, tienen seis adorables perros. Y por cierto no la llamaron con el nombre que tenía, ahora se llama Molly y así la conocen todos.
En su hogar hay muchísimo espacio para acoger a los animales que necesitan amor y protección, igual que en sus nobles corazones.
Finalmente la perrita recuperó la esperanza y la alegría
¡Qué bonito conocer historias como esta! Una vida nueva para un perro abandonado, un miembro más para una numerosa familia donde el amor es inagotable y una gran lección para el que fue capaz de desprenderse de una forma tan ingrata e insensible de su mascota.
Es un compromiso de todos alzar la voz a favor de los derechos de los animales y luchar contra el abandono. Nos alegra saber que esta adorable perrita cuenta con una familia que sí la ama incondicionalmente como se merece.