Mientras estuvo atrapado en una jaula movía su cola a quienes veía suplicando ayuda

Los perros no son solo mascotas, son parte de la familia. Merecen jugar y se les debe dar un refugio adecuado en lugar de ser ignorados y confinados en una pequeña jaula.

Esta era la única vida que Pip había conocido. Había pasado toda su vida atrapado en una jaula al aire libre, sin nadie con quien jugar o que le brindara un poco de afecto y atención.

Pip no perdió la esperanza de salir algún día de su confinamiento

Era un perro tan amable y tenía mucho amor para dar, pero nadie a quien pareciera interesarle en lo más mínimo su cariño. Sus dueños fingieron que no existía, pero él no se rindió en la búsqueda de una oportunidad para estar mejor.

Cada vez que alguien lo miraba, meneaba la cola y saltaba dentro de la jaula, para mostrar que estaba listo para jugar con ellos.

Mira el emocionante momento en el que Pip sale por primera vez de su jaula

Finalmente, los investigadores de campo de PETA lograron sacarlo de allí. Tan pronto como el voluntario apareció para liberarlo, Pip no pudo contener su emoción.

Comenzó a correr alrededor de la jaula, moviendo la cola y saltando arriba y abajo. Tan pronto como entró el voluntario, Pip se recostó sobre su espalda para que acariciaran su panza.

Estaba tan feliz de ver que lo que tanto había ansiado se hacía realidad, que la sola escena conmueve.

La mujer le puso una correa y lo sacó de la jaula por primera vez en toda su vida. Al principio estaba un poco confundido, pero estaba muy feliz de experimentar por primera vez y para siempre lo que significa ser libre y ser tomado en cuenta por personas gentiles y amorosas.

Emocionado, se deja atar la correa al cuello para dar el primer paseo de su vida

Fue llevado al veterinario para un examen. A pesar de vivir confinado, Pip estaba muy bien de salud.

Al principio pensaron que al ser un perro adulto, tomaría un poco de tiempo encontrar la familia indicada, pero en solo días ya este perrito con buena estrella estaba protagonizando una nueva historia.

Atrás quedó la fría y áspera jaula que había conocido

Pip ahora vive con una familia amorosa y finalmente está viviendo la vida que se merece.

Comienza a jugar y acurrucarse en el sofá y ya no tiene que preocuparse por quedarse atrapado en esa jaula a la intemperie.

Comparte con otros esta historia, puede que enseñe a muchos cómo merecen ser tratadas las mascotas y por qué no debemos negarles amor.

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