La policía fue a una casa que pedían auxilio a gritos – Jamás imaginó encontrarse con esto

Durante una serena noche en un vecindario de Oregon, un repartidor de la empresa UPS escuchó un grito pidiendo ayuda en una casa cercana y llamó a la policía. Sin embargo, unos momentos después de que la policía acudiera al llamado e ingresara en la casa descubrieron que quien estaba pidiendo socorro era un loro.

Lee Purdy, un repartidor de correspondencia de UPS, hacía sus entregas tranquilamente cuando en una casa cercana de donde se hallaba entregando un paquete, escuchó que alguien gritó “ayúdenme”. Purdy explicó que él estaba “muy seguro” de que no era una persona, sino un loro. Pero, como no estaba 100% seguro decidió llamar a la policía en caso de que fuera una situación peligrosa.

“Decidí pedirle a la policía que revisara el lugar para confirmar que todo estuviera en orden”, dijo Purdy. La policía llegó al lugar y una vez que ingresaron en la residencia descubrieron de ipso facto que la “víctima” se trataba de Diego, el loro, que como todos podrán suponer, se encontraba ileso.

“Por supuesto que se trataba de Diego, un loro chillando por ayuda”, dijo el sargento Brian Jensen, oficial de información pública para la Oficina del Sheriff del Condado de Clackamas. “Nadie debe preocuparse ni angustiarse, Diego está a salvo”, exclamó el sargento entre risas.

Purdy dijo a los medios que en ese momento se sintió bastante aliviado después de escuchar tales palabras por parte de la policía. No obstante, en el fondo todavía tenía algunas dudas, “¿por qué este pájaro estaba gritando ‘ayúdenme’?”, pensó él, “debe haber una buena explicación”.

Afortunadamente, Susan Beird, la dueña de Diego, pudo aclarar todo el misterio. Ella explicó que cuando sale fuera de casa o se ausenta por algún tiempo, su loro es capaz de maullar como gato, ladrar como los perros y hasta gritar en tono desesperado “ayúdenme”, con tal de atraer a su dueña a casa. Resulta que a Diego no le gusta estar solo y cuando Susan se va de viaje hace todo el ruido posible con tal de lograr que regrese.

Resulta algo curioso que Susan descubrió en una ocasión en que invitó a unas amigas a su casa y que Diego se quedó por unas horas solo en otra habitación. Una de sus amigas le advirtió que alguien gritaba “ayúdenme”, y se dieron cuenta que era Diego.

“Suele decir cosas así en situaciones que nunca son tan alarmantes como la urgencia de su grito”, explicó la Sra. Briend con una sonrisa. Este Loro de cuatro décadas de edad ha sido un fiel compañero para Susan por veinte años, desde que una amiga se lo obsequió. En esta ocasión ella se había ido de viaje por 2 semanas y a pesar de que su hija estaba en casa para cuidar de Diego, este extrañaba a su mamá.

Tantos gritos de socorro rindieron frutos para el ansioso lorito, ya que Susan llegó finalmente a casa el martes a las 8:30 pm y Diego la recibió con su propia versión de “estoy feliz de que estés en casa”.

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Briend estaba feliz: “tan pronto abrí la jaula, él estaba ansioso por hacer contacto”, rió Susan, “él es parte de nuestra familia”. Sin duda, Diego nos enseña que todas las mascotas añoran a sus dueños y que son capaces de dar un “grito al cielo” cuando se ausentan poco o largo tiempo.

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