Trataron de encontrarle un buen hogar a esta gatita, pero su perro tenía otros planes para ella

Lyla, la gatita, tenía solo tres semanas cuando ella y sus dos hermanos llegaron a su hogar de acogida en Los Ángeles para tener la oportunidad de una vida mejor.

Lauraine y su novio los recibieron con la intención de encontrarles buenos hogares. Los cuidaron y los criaron como a unos gatitos felices y juguetones.

Lyla tenía menos de un mes de nacida cuando fue rescatada

Cuando llegó el momento de ubicar a los gatitos en sus hogares definitivos, los hermanos de Lyla fueron rápidamente adoptados. El calico, sin embargo, tuvo que esperar un poco más por la llegada de esa familia perfecta.

Así pasaron 5 meses y Lyla conoció a Koda, un cachorro de pastor alemán que tenía aproximadamente el mismo tamaño que la gatita, y que Lauraine y su novio habían adoptado para siempre.

Koda y Lyla se la llevaron muy bien desde el primer instante

Entonces, Lauraine tuvo una cálida sensación y le pareció que la familia se había consolidado. Lyla y Koda se cayeron sumamente bien y no hacían otra cosa que estar todo el día juntos, lamiéndose, jugando y compartiendo amor y travesuras.

Los dos amigos se seguían por todas partes alrededor de la casa. Hacían todo juntos y eran completamente inseparables. De hecho, Lyla se había convertido en una especie de hermana mayor para Koda, aseándolo y queriéndolo todo el tiempo.

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La conexión de Koda y Lyla fue tan profunda, que el pastor alemán llegó a estar confundido sobre su personalidad por momentos. Eventualmente comenzó a sentirse como un gato, pero ya no hay dudas acerca de su carácter perruno.

A Lauraine y a su novio le quedaba un nuevo asunto por resolver: ¿qué sucedería finalmente con Lyla? La conexión que había surgido entre ambos animales era tal, que los jóvenes sabían que Koda no estaría dispuesto a dejarla ir jamás.

Amigos inseparables, su conexión sorprendió a Lauraine

Entonces entendieron que realmente Lyla había llegado a esa casa para quedarse. Tener la oportunidad de ver los tiernos momentos que compartían ambas mascotas, les había servido de lección sobre el futuro de la gatita.

Ambos se buscaban, se llamaban y no estaban dispuestos a estar separados por demasiado tiempo. Entonces, ya no habría nada qué hacer.

Mira cuánto han crecido este par de amigos

Lyla, la gatita que había sido rescatada de las calles junto a sus hermanitos y que había llegado de una forma temporal, se quedaría para siempre.

Ha transcurrido un año desde que Lyla y Koda se conocieron y el amor no ha hecho otra cosa que crecer y crecer. Puede que ambos hayan madurado un poco, pero hay cosas que nunca cambian y será difícil que el travieso perro deje de ser el hermano menor molesto.

Nada podría alejar a estos dos compañeros

Así fue como la vida de una gatita cambió de la noche a la mañana y, en su transformación, también hizo más feliz la vida de otros seres. Es una lección bonita y digna de compartir, ¿no es verdad?

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