Zarigüeya nunca olvidó la ayuda que recibió y siempre regresa buscando protección y amor

Hay personas que sienten un inmenso amor por los animales, y siempre están atentos para ayudar a los que más lo necesite sin esperar nada a cambio más que su bienestar.

Kenya Nixon es una de esas personas que desde que era una niña ha sentido una debilidad por los animales, ella dice que la heredó de su madre y de su tía Karen, quienes siempre tienen los brazos abiertos para recibir a los animales.

Desde hace un par de meses Hank, una zarigüeya comenzó a dormir en el garaje, como era de esperarse fue muy bien recibida por esta familia.

«Comenzó a dormir en el garaje, y le preparamos una pequeña cama improvisada y es ahí donde pasa la mayor parte del tiempo”, dijo Kenya.

El pelaje de la zarigüeya no le ayuda mucho a conservar el calor corporal. Sus orejas y su cola sin pelo son propensas a congelarse.

Las zarigüeyas no hibernan durante el invierno por lo que encontrar comida puede ser una lucha, pero esta situación cambió cuando Hank se mudó al enorme garaje, que lo tiene a su disposición, aunque tiene un espacio reservado para él.

«El garaje está separado de la casa, por lo que dejamos la puerta lateral abierta para cuando él quiera salir», dijo Kenya.

Karen cree que Hank es una de las dos zarigüeyas que rescató después de que su madre falleció tras ser atropellada por un automóvil. Ella alimentó a estos pobres animales con biberón y hace casi un año y medio las puso en libertad.

Los hermanos rescatados finalmente se fueron a vivir en la naturaleza, pero Hank nunca olvidó la amabilidad y solidaridad que recibió en esa época tan difícil de su vida, y cuando las cosas se le ponían difíciles él sabe exactamente a dónde ir.

«Pasa la mayor parte del día durmiendo y dependiendo del frío que haga se puede quedar algunas noches», dijo Kenya.

El clima del sur de Luisiana cambia de un extremo a otro, por lo que una noche duerme en el garaje y al siguiente día puede estar jugando fuera de la casa. Actualmente Hank tiene problemas para caminar, y eso lo obliga a pasar cada vez más tiempo en el garaje.

Aunque Karen quiere que la zarigüeya esté lo más cómoda posible, Hank no está interesado en que mejoren su guarida. La primera cama que tuvo Hank sigue siendo su favorita, en ella hay una manta vieja que es lavada frecuentemente para que se mantenga limpia.

«Ha sido un compañero de cuarto agradable y muy considerado. También ha sido de gran ayuda con las garrapatas y los mosquitos, y se merece una buena jubilación», agregó Kenya.

Cuando Hank no está disfrutando sus bocadillos favoritos de comida para gatos y plátanos, no duda en relajarse y para ver a sus cuidadores entrar y salir del garaje.

Comparte esta emotiva historia con tus amigos, afortunadamente existen personas que aman a los animales y están siempre dispuestas a brindarles amor.

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