Unos adolescentes lo dejan todo para salvar una indefensa ardilla cubierta con aislante

Si algo caracteriza a los adolescentes es su ímpetu de conquistar el mundo y estar en lugares donde hay multitud. Esta vez los protagonistas de nuestra historia son dos adolescentes que notaron una multitud alrededor de un auto y se acercaron a investigar qué pasaba.

Las personas les dijeron que debajo del auto había un extraño animalito que necesitaba ayuda de inmediato. Los adolescentes se sorprendieron al darse cuenta de que lo que había debajo del auto era un animalito que estaba lejos de parecerse a una ardilla.

 El pequeño animalito estaba cubierto con aislante de goma espuma.

La ardilla quedó cubierta con material del que se usa para tapar agujeros en las casas. Posiblemente el travieso animalito accidentalmente tropezó con el aislante cuando todavía estaba mojado. Lamentablemente poco a poco se secó sobre él y llegó un punto en el que se le hizo imposible moverse.

Jaydon Pettipas y Aidan Hart fueron los adolescentes que se apiadaron de la indefensa ardilla. Ambos sabían perfectamente que la pequeña no sobreviviría si no recibía atención de inmediato. Los jóvenes buscaron una caja para trasladar a la pequeña ardilla e intentar salvarla.

Llamaron a sus familiares y amigos para recibir consejos sobre qué hacer.

La madre de uno de los jóvenes llamó a la doctora Melanie Eagan, propietaria de la Clínica veterinaria St. George. Después de hablar por teléfono el grupo emprendió el viaje hacia la clínica esperando que la doctora pudiera salvar la vida de la indefensa ardilla. Cuando llegaron Eagan tomó con cuidado al pequeño animalito y quedó implantada de lo que estaba viendo.

 “Casi no podía moverse y, realmente, me sorprendió que aún estuviera viva. La espuma le estaba bloqueando la mayor parte de la boca y la nariz. Podía mover sus piernas traseras solo un poco, pero el resto de su cuerpo estaba literalmente cementado.”

Para poder salvar a la ardilla la doctora emprendió un largo proceso. Primero la sedó, luego usó alcohol y un peine para pulgas y con mucha paciencia comenzó a quitar todo el aislante del diminuto cuerpo de la ardilla.

Todo el proceso duró aproximadamente una hora.

La pequeña ardilla quedó con algunos parches sobre su piel pero se pudo quitar la mayor parte del aislante. Después de la larga jornada y la terrible experiencia la acurrucaron sobre una manta donde durmió algunas horas.

Eagan se quedó vigilándola todo el tiempo.

Finalmente la traviesa y dormilona ardilla despertó, claramente estaba mucho mejor. Eagan pudo liberarla en la naturaleza, estaba feliz de verla libre y sana. Si no hubiera sido por los dos chicos el final de la pequeña ardilla hubiera sido muy diferente. Afortunadamente los jóvenes actuaron a tiempo y de buen corazón.

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