El destino final de su fiel peludo lo llevó a crear el cielo de los animales

Decir adiós puede suponer uno de los momentos más difíciles en la vida, inmenso es el vacío que nos deja la ausencia física del ser querido que nos ha acompañado regalándonos el amor más puro e incondicional.

Ralf Hendrichs quedó devastado cuando su amado peludo murió. Pero se sintió aún más desconcertado cuando supo tiempo después de haberlo dejado en la veterinaria, que su cuerpo acabó en las trituradoras de los servicios públicos junto con los demás animales de criaderos y roadkill.

«Lloramos durante días y días», dijo recordando la muerte y el destino final de su fiel amigo.

«Para nosotros no solo se trata de un animal, sino un compañero, un miembro de la familia, que merece ser inhumado con dignidad».

Tras la muerte de su dóberman, en 2003, Ralf decidió crear un cementerio para animales de compañía en un terreno de 10.000 metros cuadrados, situado al sur de Berlín, Alemania.

El mundo se derrumba para muchos, hay que tomarlo en serio y tomarse el tiempo.

Desde hace 16 años, Tierhimmel (El cielo de los animales) ofrece la posibilidad de despedir y dar un lugar de descanso final a los queridos animales, además de consuelo para los dueños.

En caso de necesidad “tenemos una veterinaria con formación en psicología que organiza discusiones en grupos pequeños».

A menudo aquí asistimos a escenas muy tristes.

A veces la gente tiene ideas suicidas, y crisis nerviosas que entiendo: mi perro murió y lidiar con eso todos los días, fue para mí lo peor del mundo, reconoce Ralf.

La “sala del silencio” tiene fotos de amadas mascotas que cubren las paredes, y los dolientes pueden encender una vela.

Sebastian Oehlandt, de 27 años, va al cementerio tres veces a la semana para recogerse ante la pequeña tumba de su gato Hiro, quien lo acompañó durante casi 15 años de su vida.

«De repente, hubo un vacío enorme», dijo el joven de 27 años, que vive con su padre y otro gato recordando el día en que Hiro murió poco antes de Navidad.

Otra cara habitual es la de Karla Lemke de 63 años, «hace 14 meses que murió, vengo aquí todos los días, dos veces al día», cuenta esta inconsolable mujer que perdió a su pincher miniatura.

Alien tiene la tumba más decorada y colorida del camposanto.

Los animales de compañía están ocupando un lugar en los corazones de más personas en el mundo.

En la actualidad cerca de 34.3 millones de personas en el país alemán de 80 millones tienen una mascota, un 45 por ciento más que hace una década, según la Asociación Industrial de Productores de Cuidado de Mascotas (IVH) y la Asociación Alemana de Comercio e Industria de Mascotas.

Al ser considerado un miembro valioso de la familia, como tal es tratado más allá de la muerte.

El cementerio que también es un negocio pasó de 120 entierros en su primer año a más de 4.000 (3.500 cremaciones y 500 entierros) al año. Cada parcela cuesta 180 euros por dos años renovables, un entierro 120 euros, mientras que las cremaciones oscilan entre 105 y 370 euros, según el peso del animal.

Ofrece productos personalizados, desde la huella de la pata en yeso hasta un diamante sintético creado a partir de las cenizas.

Así, los dueños pueden tener a su compañero siempre cerca de ellos, señala.

Ralf piensa dar un paso más y crear un cementerio en el que se puedan enterrar juntas las cenizas de los animales y de sus dueños, «Tenemos muchas solicitudes, desde hace años».

Siempre juntos

News24

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